19 de noviembre de 2003
Vecinos
ruidosos
En
su diario se publican cartas sobre contaminación acústica en la
vía pública, pero ¿qué pasa con los domicilios particulares?
Sufro el incivismo de unas inquilinas desde hace unos dos años. ¿Hablar
con ellas? Imposible: no abren la puerta. Tras varios trámites, cesa la
música, pero no las reuniones, risas y gritos, cierres bruscos de puertas,
etc., todo ello a cualquier hora del día o de la noche. He llamado a la
Guardia Urbana, pero no sirve de nada, sino que agrava el problema:cuando se van,
continúan con más ímpetu que antes de haber denunciado.
O
vendo el piso o me aguanto. ¿Los ruidos que sufrimos, al no ser visibles,
no tienen solución? ¿Y el grado de frustración que genera?
¿Impuestos, gastos de la administración, son para asegurar una convivencia
correcta y armoniosa? ¿Será que debemos pagar un impuesto extra
para que se solucione nuestro infierno?
Milagros Domínguez |
Barcelona