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18 de març de 2004

No hemos aprendido a respetar(*)
Roser Jaén Borràs
Barcelona

Apreciados señores:

Escribo esta reflexión para apoyar el comentario del 04/03 (Consideraciones sobre el ruido) y me parece muy poco respetuoso el comentario del 05/03 (Sense títol).

En primer lugar, me gustaría saber si al Sr. del último comentario, le gustaría que, por ejemplo, fueran a llamar al timbre de su casa, a las 3, 4, ó 5 de la madrugada, repetidamente, cada día. Es una cosa sin importancia, como el repicar de los butaneros o el agobiante ladrido de los perros.

Si no hay respeto y se asume que el ruido, sea de la índole que sea, puede molestar, no llegaremos a ninguna parte. Deberíamos llegar a acuerdos con los vecinos, ya que las leyes no se cumplen, o no las hay para según que actividades. Pero como aquí impera el "estoy en mi casa y hago lo que quiero", mi solución es: si el vecino molesta, yo intentaré molestarle más. A ver donde acaba todo esto. Es la consecuencia de los que estamos desprotegidos y nos sentimos impotentes en frente a los ruidos que nos fastidian, además de tener que oír que necesitamos un psicólogo. No me extraña. Gracias y un saludo.

(*) Des de Enviï'ns les seves queixes

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