El ruido, un enemigo de la inteligencia
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MARICEL CHAVARRÍA
- 28/03/2005 Han pasado siete años desde que
cuatro afectados por el ruido en el Casc Antic de Barcelona se
asociaron para hacer frente a la desatención de las
administraciones. "Quejarse por el ruido era casi vergonzoso,
parecía cosa de neuróticos, te decían que eran alucionaciones
tuyas", señala Esther Melcón, de la Associació Catalana contra la
Contaminació Acústica (Accca). Pero el tiempo les ha dado la razón:
la reacción ha crecido en proporción geométrica desde que el
problema ha salido a la luz y se contempla como un asunto de
salud.No se quejan de ruidos ambientales generados por el tráfico o
las obras públicas -muy asumidos ya por el ciudadano-, sino de la
escalada de alborotos evitables que uno vive dentro de casa en
barrios saturados de ocio, junto a bares que no reúnen las
condiciones de insonorización o con continuas recogidas de basura,
descargas en supermercados en plena madrugada, aparatos obsoletos de
aire acondicionado, perros ladrando a todas horas, repartidores de
butano desesperados por ganarse una propina incluso en domingo...
¿Es ésta una sociedad tercermundista?, se pregunta Melcón.
"Cuanto más sensible al ruido es una sociedad más civilizada es",
explica. "La nuestra está embrutecida, somos acríticos, borregos".
Su experiencia le demuestra que al que no lo ha vivido le cuesta
entender que el ruido sistemático impide dormir y descansar. "No es
una molestia, sino una agresión, un contaminante con efectos
devastadores para el equilibrio físico y psíquico". Su asociación
recibe llamadas a diario y visitas de "gente agotada, aniquilada por
el ruido: los ves como zombis". El 40% son problemas vecinales y el
60%, causados por el ocio. "Llegan aquí cuando ya no pueden más,
cuando la Guardia Urbana no ha servido de nada y el Ayuntamiento
sólo marea la perdiz".
Esta ONG con 200 socios les recuerda
que el descanso, la intimidad, la salud y la inviolabilidad del
domicilio son derechos constitucionales. Y que la vía judicial
funciona: el Consistorio de Esplugues ha sido condenado por
inactividad administrativa por no actuar contra el ruido de los
aparatos de refrigeración de un laboratorio. -
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