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| | Francisco
Covarrubias y Rodrigo Sordo, en el Parque Científico Tecnológico, con un equipo
de medición acústica. | | Carmen FERNÁNDEZ
«Silencio, por
favor». Eso es, más o menos, lo que reclaman Rodrigo Sordo y Francisco Covarrubias
que se han embarcado en erradicar ese contaminante que, en España, ha sido siempre
una tradición y casi, casi, una característica del ambiente: el ruido. Estos dos
jóvenes emprendedores y un tercer socio que no trabaja en la compañía intentan
conseguir un ambiente más saludable en lo que a contaminación acústica se refiere.
Lo hacen, claro está, no sólo por garantizar una vida mejor para los asturianos;
sino también porque la ingeniería acústica -estudios de impacto ambiental, acústica
arquitectónica y ruido industrial- es, precisamente, a lo que se dedica la empresa
-Ingeniería Acústica 3- que montaron hace un año y que tiene sede en el Parque
Científico Tecnológico.
En esta innovadora compañía pusieron Rodrigo Sordo,
ingeniero industrial, y Francisco Covarrubias, ingeniero técnico industrial, todos
sus esfuerzos económicos y su saber hacer. Un año después de aquel primer día
-que no recuerdan cuándo fue porque «estuvimos trayendo cosas y preparando el
mercado; en realidad, no sabemos qué día empezó a funcionar la empresa»-, los
dos emprendedores están encantados porque «hemos conseguido sobrevivir. Tenemos
trabajo y nos va bien; pero esto es difícil».
En realidad, Sordo y Covarrubias,
que decidieron poner en marcha la compañía tras comprobar que en Asturias no funcionaba
una ingeniería acústica como tal, esperan como agua de mayo, la aprobación del
nuevo código técnico en la edificación, que desde el punto de vista acústico introducirá
importantes novedades en pro de garantizar un mejor aislamiento en los edificios
de nueva construcción. En la actualidad, se aplica la norma básica de edificación,
que data de 1988, sobre las autonomías y los ayuntamientos pueden introducir restricciones.
De momento, la nueva norma no está aprobada, pero en iA3 ya han empezado a trabajar
con algunos promotores que han visto que el aislamiento contra el ruido aéreo
y el estructural es una garantía añadida que le pueden dar a sus construcciones.
Por primera vez, España, que compite con Japón para ver quién se lleva
el galardón al país mas ruidoso del mundo, parece que va a tomarse la contaminación
acústica como el problema que verdaderamente es. En el borrador con el que se
está trabajando para el nuevo código técnico se endurecen algunas de las medidas
y, sobre todo, se propone la posibilidad de verificar in situ estas medidas, incluso
para determinados casos se propone la obligatoriedad. A día de hoy, el aislamiento
acústico de cualquier edificación sólo se verifica con un cuadro que debe cumplimentar
el arquitecto redactor, pero que nadie comprueba que, efectivamente, el aislamiento
que se coloca es el mismo que el que se proyecta. «Tenemos un cliente que lleva
meses durmiendo fuera de su casa porque tiene, en su habitación, un ruido estructural
que supera los 32 decibelios», explica Francisco Covarrubias. Esto que en el lenguaje
de un estudioso de la acústica no precisa más datos, quiere decir -para el común
de los normales- que el propio edificio transmite ruidos a través de su estructura
muy superiores al de un murmullo permanente.
Todos estos ruidos son evitables,
desde luego. Y, además, no resulta caro si se hace desde el principio. Las cifras
generales, aunque luego hay que estudiar la situación de cada edificio, su ubicación,
la situación y montajes de los ascensores y un buen abanico de factores más, apuntan
a que el aislamiento rondaría el 1% del coste de cada vivienda.
Son mas
caras las soluciones posteriores; pero, en eso, también se han embarcado Rodrigo
Sordo y Francisco Covarrubias. «Tener una empresa innovadora es muy bueno porque
no tienes competencia; pero es muy malo porque te tienes que abrir el mercado
y concienciar a los clientes de cuál es tu trabajo», explica Rodrigo Sordo. Estos
dos especialistas han hecho de todo. Bueno, de todo lo relacionado con la acústica.
Han dado cursos de formación a técnicos municipales, diseñan proyectos
de aislamiento, trabajan en todo lo relativo al ruido industrial y hacen mediciones
in situ para verificar que se cumple la legalidad. Aunque, en esto último, saben
que las administraciones hacen un poco la vista gorda y hay dejadez burocrática
en la exigencia de ese silencio que tanto se valora en Europa y que ha empezado
a tenerse en cuenta en lugares como Valencia. De hecho, en esta comunidad del
Mediterráneo, han aprendido Rodrigo y Francisco muchas de las cosas que saben
y que ahora ponen en marcha en Gijón. Dentro de poco, será la Unión Europea quien
garantice la tranquilidad en los hogares, en las calles e, incluso, en las industrias.
Y no sólo sobre el papel, sino también en la realidad. Por eso, según las recomendaciones
de los expertos, es mejor subirse pronto al carro.
Rodrigo Sordo empezó
a trabajar con el ruido en la Universidad y allí se dio cuenta de que nadie estaba
trabajando en estos aspectos. Por eso, y por lo difícil que es encontrar un buen
trabajo en Asturias, decidió arriesgarse y poner en marcha su propia idea. Covarrubias,
en cambio, lo tenía mucho más claro: «Si puedes trabajar para ti, mucho mejor.
Es duro, pero es bueno».
Juntos han ido aprendiendo muchas cosas. «Poner
en marcha una empresa es muy fácil; ponerla en las mejores condiciones es muy
difícil», asegura Francisco Covarrubias, que reclama un servicio integral de asesoramiento.
«Un sitio», prosigue Sordo, «donde te expliquen cómo se hacen las cosas, qué ayudas
se ajustan a tu sector y, además, ya no estoy hablando de ayudas sino de operatividad
que puedas dar de alta todo lo que necesitas en un solo lugar. Queremos hacer
un DNI integrado con el carné de conducir y demás; bueno, pues se trata de aplicarlo
al mundo empresarial».
Ahí queda otra idea para futuros emprendedores.
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