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Miércoles, 19 de enero de 2005

CATALUÑA
EDICIÓN IMPRESA - Cataluña
Barcelona Glòries asegura que antes de final de febrero habrá solucionado el problema de ruidos: Los vecinos recelan de la promesa después de que se incumpliera el último plaza fijado
YOLANDA CARDO Los vecinos afectados, unos 2.000, denuncian que el último plazo fijado, el 15 de enero, se ha vuelto a incumplir
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BARCELONA. Nuevo plazo para acabar con los ruidos que emanan del centro comercial Barcelona Glòries. Superado el quince de enero sin que las empresas instaladas en este complejo solucionasen el problema -el pasado sábado vencía el plazo dado por el distrito de Sant Martí-, Barcelona Glòries señala ahora finales de febrero como la fecha definitiva para silenciar los aparatos que desde la azotea del centro arruinan el sueño y la salud de los vecinos de la zona.

Estos, que desde el pasado mayo aseguran estar viviendo un auténtico calvario debido principalmente al ruido de los aparatos de aire acondicionado y extractores, se muestran recelosos ante el nuevo aplazamiento, que se suma, aseguran, a la «larga serie de incumplimientos que hace que ya no nos creamos nada», en palabras de Mercè Casas, portavoz de los vecinos afectados, que suman unos 2.000 y critican con igual contundencia la inhibición del Ayuntamiento de Barcelona en el asunto. Para más inri, insisten los afectados, desde principios de año el nivel de ruidos no sólo no ha disminuido sino que se ha hecho más fuerte, y eso que, afortunadamente, aseguran, «en invierno, y con las ventanas cerradas, el problema es menor».

Cinco empresas implicadas

Desde el centro comercial Barcelona Glòries -uno de las cinco empresas ocupantes del complejo junto a Atento, Telefónica Móviles, Carrefour y C&A- el gerente de operaciones, Santiago Carol, asume que no han cumplido con el plazo dado por la administración, una circunstancia que justifica «por la complejidad de la obra y el hecho de que afecta a varias empresas, cada una de las cuales cuenta con un número de aparatos distinto en la azotea, lo que dificulta llegar a un acuerdo». Desde Barcelona Glòries se asegura que el problema va a resolverse de forma definitiva en las próximas semanas, y de hecho recuerdan que ya hay una preadjudicación a las empresas Acústica Integral y Huguet Cataluña para la realización de un proyecto de atenuación del ruido que ronda los 300.000 euros de presupuesto.

Hoy mismo está previsto que una empresa independiente haga la que se presume la última medición de las muchas que se han hecho para establecer de forma fehaciente que el proyecto va a reducir los ruidos hasta ajustarse a la normativa municipal: «Somos los primeros interesados en que el proyecto se haga bien -insiste Carol-. Con una inversión de esta magnitud, ninguna de las empresas quiere que una vez acabadas las obras las mediciones que hagan los técnicos del Ayuntamiento de Barcelona nos obliguen a posteriores modificaciones».

La solución adoptada, entre otras medidas, prevé la instalación de una pantalla acústica lineal de tres metros de altura a lo largo de toda la cubierta para así aislar los aparatos de la azotea superior y dar una solución estética de continuidad al edificio. Para la azotea inferior está previsto aislar los seis grupos de máquinas de forma separada, lo que debería contribuir a eliminar unos ruidos ya parcialmente atenuados por el antepecho de la cubierta. Por contra, los vecinos defienden la utilización de campanas que aíslen totalmente los aparatos, una solución que desde Barcelona Glòries se descarta porque «no es necesaria para cumplir con los niveles de ruido que marca la ley».

Sorpresa por las mediciones de hoy

Por parte de los afectados, el anuncio de que hoy se van a realizar nuevas mediciones es acogido con sorpresa, y no se entiende que después de tantas comprobaciones, las obras todavía no hayan empezado. Salvador Vicent, vecino de la Gran Via y refugiado en su casa tras ventanas de triple cristal, adopta una actitud, se diría, más estoica que combativa: «Dudo mucho que para finales de febrero, si el proyecto quiere hacerse bien, hayan acabado los trabajos».

Vicent, escamado después de sucesivos retrasos, afirma resignado que se daría por satisfecho si en «primavera, cuando la gente empieza a vivir con las ventanas abiertas, se haya resuelto el problema». Si ahora, dicen, el zumbido -de baja frecuencia y especialmente molesto- se cuela por los balcones y ventanas, dentro de unos meses puede ser insoportable. Tanto Mercè Casas como Salvador Vicent y otros vecinos de la zona coinciden en que otro verano como el pasado no podrían soportarlo.

En cualquier caso, y después de meses de lucha, entre los vecinos se extiende una sensación de desengaño, cuando no directamente enfado, hacia el centro comercial -cuya propiedad es de la empresa Landscape- y el distrito de Sant Martí. «Ni unos ni otros han puesto interés en solucionar el problema», comenta Vicent. «Ha sido una tomadura de pelo. Están acabando con nuestra salud», añade Casas, quien recuerda la buena predisposición y paciencia de unos vecinos que de principio descartaron métodos de protesta más contundentes, como el de cortar calles.

Los afectados han presentado una instancia al distrito para que se convoque una reunión a tres bandas entre vecinos, centro comercial y administración para que se aclara de forma definitiva qué va a suceder. «Sería la única vez que desde el distrito se nos haya comunicado algo de manera oficial. Nos hemos sentido del todo abandonados», señala Casas. Próxima fecha, finales de febrero.